Era
un bello día en Fatty’s High School, el sol relucía, las nubes de tormenta que
habían cubierto el edificio el fin de semana se habían disipado, y la noticia
de la venganza de Sylvia había corrido como la pólvora. Con Aliche ganada a
base de amenazas, había conseguido que el Gossip Bitch editase la noticia como
merecía: una reivindicación del poder de lo más alto de la sociedad y un
ejemplo a seguir. Qué orgullosa estaba la rubia.
Había
dejado a Natalie yendo a clase y se había metido en el aseo a retocarse para
estar súperfabu en su victoria. Iba a ser la Queen, seguro que hasta Kimara le
daba un par de palmaditas en la espalda. PALMADITAS EN LA ESPALDA.
-¡Stahl!-
El grito resonó en
los lavabos de chicas, seguido por la entrada de un Vulcan furioso, que cerró
la puerta tras él de un golpe. Sylvia, que se estaba poniendo brillo de labios
en el espejo, ni se inmutó.- Qué tal, Vane.- De qué iba esa. De qué iba.- ¿De
qué vas?- Hacía grandes esfuerzos por controlarse, pero a lo mejor le rompía la
cara a esa inútil que tenía delante.
Sylvia
acabó de ponerse brillo de labios y enroscó la tapa antes de girarse
perezosamente con una sonrisita en los labios.- De divina. Y ahora, si me
disculpas…- Hizo un amago de pasar por al lado de Vulcan, pero éste se
interpuso en su camino.- No vas a ir a ninguna parte, Stahl.
Ella
levantó las cejas y ladeó la cabeza.- Vane, como no me dejes pasar empezaré a
gritar que me estás intentando toquetear. Y me creerán a mí porque…- se examinó
las uñas con superioridad- ... en fin, mírame.- Sacudida de pelo a lo L’Oreal.
Se podían oír los dientes de Vulcan chirriando al otro extremo del instituto.
La
rubia volvió a intentar pasar, pero Vulcan la cogió de la muñeca con fuerza y
la estampó contra la pared. Stahl ahogó un gemido, pero no borró la sonrisita
de la cara.- ¿Vas a pegarme, Vane? ¿Es eso lo que vas a hacer?- Acercó
peligrosamente su cara a la del chico, que se mantenía en tensión, al punto de
estallar. Le costaba hablar sin gruñir.- Has humillado a Electra. La has jodido
viva.- Apretó un poco más su agarre, pensándose seriamente si pegarle una
paliza.
Tras
una risita, Sylvia levantó la barbilla.- Lo sé. Pero no te preocupes, que la
cosa no ha acabado aquí. Estás muerto, Vane. Tú y tu… noviecilla repelente.-
Vane le dio una sacudida y la volvió a estampar contra la pared.- NO ME
AMENACES, STAHL. NO TE ATREVAS A AMENAZARME DESPUÉS DE LO QUE HAS HECHO.
Sylvia
abrió la boca para volver a responderle, pero en ese momento entró Jazz en el
aseo, atraído por los gritos.- ¿Qué está pasando aquí?- Preguntó calmadamente,
con las manos en los bolsillos y una sonrisa aleteándole en los labios.-
Apártate de ella, Vulcan.- Hizo un gesto de cabeza, como diciendo “vamos tío,
no te pases”. Vulcan soltó a Sylvia sin dejar de mirarla con odio y ella le
lanzó un beso.- Será mejor que vayamos a clase. No quiero que se me siente
MU-GRE al lado.
Jazz
se quedó mirando a Vulcan mientras Sylvia salía del aseo, ufana.- Te avisé.- Se
limitó a decir, para después salir del aseo y dejarlo solo.
***
La
clase de geografía estaba siendo igual de aburrida que siempre, hasta que a la
profesora no se le ocurrió otra cosa que anunciar un nuevo trabajo por parejas.
Vulcan, al fondo de la clase, resopló y se escondió bajo su gorro, deseando que
le tocara con Electra. No había ido el Lunes y probablemente no acudiría el
resto de la semana por culpa de Stahl y compañía. La había intentado llamar,
pero le había dicho que “quería estar sola”. ¿Qué significaba eso? ¿Sola de
sola? ¿Sola sin él? ¿Sola de que se iba a largar de la ciudad, cambiarse el
nombre y tintarse el pelo?
-Vane,
Vulcan yyyyyyy…- La profesora extrajo un papel de la bolsita, pero él seguía
sumido en sus cavilaciones, hasta que oyó un alboroto y un golpe.
-NO
PIENSO HACER EL TRABAJO CON ESE MAMARRACHO.- Esa voz le era demasiado conocida.
No. No. nO. NO. Levantó la mirada y… sí. Stahl estaba de pié, con las manos en
el pupitre como si acabara de dar un golpe y se quejaba de piojosos e imbéciles
y frikis y ESPERA. Su cerebro hizo la conexión y se levantó de un salto.-
PREFIERO IR CON MORGANA Y SERVIRLE DE APERITIVO ANTES QUE PONERME CON STAHL.
Morgana
se dio la vuelta, como si pensara protestar, pero el alboroto que empezó a
causar Stahl ahogó cualquier cosa que pudiera intentar decir.- ¡¡¡Si me obliga
a hacer el trabajo con él se lo entregará Rita!!!- La profesora se levantó,
harta de quejidos, y dio un golpe en la mesa.- BASTA.- Sylvia se calló y
dirigió una mirada de odio intenso a Vulcan. Por lo visto se reía hasta que le
tocaba estar con él más de cinco minutos seguidos. Bueno, tampoco es que él
estuviera muy contento precisamente. Podía tirarse a los pies de un camión y
dejarse atropellar. Era una MUY BUENA alternativa.
-Quien
no entregue el trabajo estará suspendido. Y no sólo en la parte práctica, no,
TODA la asignatura. Y quiero pruebas de que los trabajos han sido hechos EN
CONJUNTO.- Le lanzó unas miradas a Vulcan y a Sylvia.- Así que ya pueden
guardarse los rencores, porque de ustedes depende la nota que saquen. Si
suspenden o no, es elección suya.- HACER
UN TRABAJO DE VIDA O MUERTE CON STAHL. ¿ESTÁBAMOS LOCOS?
Los
labios de Sylvia empezaron a temblar y, furiosa, dio la vuelta y salió por la
puerta de golpe, dejando caer la silla y arrastrando tras de sí un par de
minerales expuestos. Natalie empezó a recoger sus cosas con prisa y corrió
detrás de ella, dándole un empujón a Vulcan al pasar por su lado.- Mira lo que
has hecho.
ENCIMA
ERA CULPA SUYA. QUÉ. Cuando miró a su alrededor, la mitad de la clase lo
examinaba como si decidiera qué pensar de él. Bufó, como un gato callejero, y
volvió a sentarse en la silla, intentando encogerse lo máximo posible o hacerse
invisible. Mordred intentó hablar con él, pero se caló el gorro hasta las cejas
y se negó a abrir la boca. Es que sólo le pasaban desgracias.
~
Después
de clase, Natalie se acercó a él con cara de estar cerca de un vertedero. Él
intentó evitarla, pero en cuanto salía por la puerta, Natalie le anunció La
Catástrofe.- En casa de Sylvia esta tarde a las 5 y media. Esta es la dirección.- Le dio un papel
y salió huyendo, como si no quiera que lo vieran con él. Genial, encima le
tocaba estar en Terreno Desconocido.
***
Ella
no pisaba la casa del vagabundo ese. Bastante había tenido que calmarse y no
incendiar el instituto entero para librarse de, en fin, LA CATÁSTROFE. Había
enviado a Natalie como mensajera para que al chaval no le diera tiempo a huir.
Si suspendía una asignatura, estaba fuera del equipo de animadoras, y eso SÍ
que era grave. Se imaginaba a Kimara cogiendo un bate (por qué no) y
destrozándole la cabeza a golpes. O no. Sí, definitivamente, sí.
Tras
tener una crisis de ansiedad, un acceso de ira, romper la puerta de un aseo y
casi matar a Natalie por decirle que se la había corrido el maquillaje, había
decidido soplarse el resto del día e irse a casa. Sola. Tranquila.
Con
su hermana.
Nada
más poner los pies en casa había oído a su hermana parloteando por teléfono
histéricamente sobre la boda, pegando gritos, dando órdenes, CABREÁNDOLA. Así
que decidió dar una vuelta antes de que Vane apareciera por allí y, en fin,
apestara toda la casa. De hecho pensaba comprar ambientadores y candados, que
fijo que tanto lujo lo volvía loco y se liaba a robar ceniceros para venderlos
en algún mercadillo.
Así
que se fue a dar una vuelta por el centro de la ciudad, se metió en tiendas y
empezó a comprar como una loca. Tres vestidos, cinco camisas, unas faldas…
NECESITABA ROPA ROSA. LOS MIÉRCOLES IBAN DE ROSA.
Pasó
por delante de una tienda de ropa de segunda mano y…- ¿Podmore?- Ronroneó. NO
PODÍA SER. Qué suerte. Era esa. La chica se quedó tensa al instante y se dio la
vuelta. Oh dios era ella. En una tienda de ropa de segunda mano. Con un jersey
feísimo en la mano.- ¿Te piensas comprar eso? Oh dios, fijo que lo ha llevado
algún muerto.- Se puso la mano en la boca, horrorizada. Y encima no un muerto
glamuroso a lo… ¿Peter Parker había muerto? BAH DA IGUAL.
Electra
dejó caer el jersey al suelo y empezó a temblar. Le daría pena si… nah.-
D-déjame. Yo no te he hecho nada. No me merezco esto.- Bajó la cabeza e intentó
retener las lágrimas. O al menos eso le pareció a Sylvia, que chasqueó la
lengua, asqueada.- ¿Es que vas a ponerte a llorar cada vez te encuentres
conmigo, Podmore? Te recuerdo que vamos a la misma clase. A no ser…- Sonrió.-
¿Te vas a mudar a algún sitio?- Plsplsplspls.
La
pobrecilla negó con la cabeza, como temiendo disgustarla. Bueno, disgustada
estaba. Sylvia puso los ojos en blanco y empezó a mirar una camiseta HORRIBLE
distraídamente.- Bueno, yo me tengo que ir yendo. Tengo que hacer un trabajo
con tu novio.- Cargó la palabra
‘novio’ de tanto asco que Electra la miró sorprendida.- ¿Le vas a hacer daño?
No le hagas nada, por favor. É-él es bueno, no te ha hecho nada.- MEEEEEEC,
respuesta equivocada.
No
le respondió, se limitó a estirar una sonrisa y a dejar caer un par de billetes
de dólar sobre el jersey que había tirado.- Supongo que con esto tendrás para
renovar todo tu armario.- Levantó las cejas, se dio la vuelta y se fue. A ver
qué le decía a Vulcan. A ver.
~
Más
tarde, el timbre de su casa sonaba. Tragó saliva y bajó los escalones de cuatro
en cuatro, le dio un empujón a su hermana y la encerró con llave en el comedor.
Bueno,
no. Eso es lo que debería haber hecho. Pero ella estaba en su cuarto, con el
portátil y los altavoces a todo volumen, así que no se enteró.
Así
que abrió la puerta su hermana.
***
En
esa casa tendrían encerrados a un montón de mejicanos ilegales trabajando para
ellos. Seguro. Lo notaba, lo olía. Esa casa OLÍA A PECADO venga vale, no. Era
tan blanca, tan grande y con un jardín tan cuidado que Vulcan estuvo a punto de
dar media vuelta y salir corriendo en la dirección opuesta.
Debería
haberlo hecho.
En
cuanto le abrió la puerta un clon de Sylvia con unos años más y con cara de ser
aún más pija repelente que ella, se arrepintió de haber ido. QUÉ ERA UN
SUSPENSO COMPARADO CON LA TORTURA QUE LE ESPERABA. Luego se acordó de los
sartenazos de su madre y se le pasó.
Se
parecía demasiado a una tía que había visto en una serie. ¿Cómo se llamaba?
¿Amanda Schull? Eso. PB de la hermana de Sylvia, SSHHH. Y tenía la mima
sonrisa. Bueno, no: MÁS inquietante. Como si estuviera calculando cómo bañarlo,
peinarlo y cambiarle de ropa. Oh dios. Seguro que le intentaban bañar. SU PELO.
-Así
que tú eres el amiguito de mi hermana…- ¿Amigqué? Qué. Qué. QUÉ. Tragó saliva.-
Compañero.- La rectificó. Amiguito no era precisamente una palabra que le
pegara con la relación que tenía con Stahl. Algo así como ‘rehén’, puede.
La
hermana de Sylvia se encogió de hombros y le tendió la pálida mano.- Soy Zafire,
la hermana de Sylvia.- ¿Si la tocaba le contagiaría algo? ¿Le arrancaría la
mano para petrificarla y usarla para poner sus anillos? Tras dudar unos
segundos, le estrechó la mano.- Vulcan Vane.- Casi se ahoga diciendo su propio
nombre. Zafire asintió, sin dejar de examinarlo.- Vulcan…- ronroneó. Oh dios,
tenía el mismo tono de voz que Stahl cuando iba a echar alguna maldición.-
…sígueme. La habitación de Sylvia está en el piso de arriba.- Cómo no. La niña
siempre estaba en el piso de arriba. Y él viviendo en un cochambroso cuarto con
su hermano mayor. Uno de ellos.
Subieron
las escaleras y pararon ante una puerta blanca reluciente con un “SyLviAh” en
letras rosas y estrellitas y flores y DIABETES. De dentro salía un estruendo
que se podía considerar músicESPERA. Qué. Estaba. Escuchando.
La
hermana de Sylvia abrió la puerta anunciado ‘Sylvia, tu amigui está aquí’ y
desapareció sin más. Espera. Sylvia estaba sentada en la cama, con un portátil
en las manos y… y… algo no cuadraba.- ¿Estás escuchando Iggy Pop?- Se
escandalizó Vulcan. Ella no tenía derecho a escuchar buena música. NO LO TENÍA.
¿QUÉ HACÍA ESCUCHANDO ESO? QUE SE FUERA
A SACAR LA LENGUA CON LA CYRUS.
Sylvia
levantó la cabeza de golpe e intentó parar la música dándole a una tecla furiosamente.
Como si la hubieran pillado con las manos en la masa, saltó de la cama, abrió
un cajón y metió un montón de CDs dentro de un golpe. Vulcan pudo distinguir
las carcasas de algunos como Kasabian o Mumford & Sons. What.
Y
espera, que eso no era lo último. En cuanto Sylvia se levantó a guardar los CDs
se dio cuenta de que a) llevaba una camiseta de Marilyn Manson unas 10 tallas
más grande y b)… - ¿Estás jugando al LoL?- Pirueta doble mortal que pegó Stahl
para conseguir cerrar de un golpe el portátil justo cuando empezaba a sonar
Jet.- ¿ESTÁS ESCUCHANDO JET?
Demasiado…
para… su cabeza. Iba a estallar. Moría. Lo peor es que la habitación era típica
adolescente pero pero pero. Qué hacía un póster de Hugo Silva al lado de uno de
Jack White. Se estaba mareando. Juraría que eso era un disco de Miley Cyrus
medio roto al lado de uno de Ke$ha al lado de uno de… de… por favor que eso no
fuera Pink Floyd. - ¿TIENES BUEN GUSTO MUSICAL?- La voz le salió tan aguda que
creó un gallo. Oh dios. Stahl qué has hecho.
-NO.-
Gritó Sylvia. Se quitó la camiseta
(ESTÁENSUJETADORESTÁENSUJETADORESTÁENSUJETADOR) y se la tiró a la cara para
meterse corriendo en un vestidor y salir con una camisetita rosa de tirantes
con encaje.- NONONO.- Cerró mejor los cajones y metió el portátil debajo de la
almohada.
Se
quedó parada delante suya, como hiperventilando.- Aquí. NO HA. Pasado nada.- A
ver, una animadora con buen gusto musical y jugando al… al…- ¿Por qué tienes
buen gusto musical?- Estaba tan flipado que casi se le olvidaba el cabreo que
tenía con ella. Sylvia se puso roja como un tomate.- NO TENGO BUEN GUSTO
MUSICAL, ME GUSTA MILEY CYRUS, SÉ HACER TWERKING COMO ELLA Y EN UNOS AÑOS
RONEARÉ A LOS TÍOS CON SU ARTE.- Qué.
Se
atusó la melena y se quitó el gorro. Estaba. Demasiado confundido.- Y SERÉ
ACTRIZ DE FÍSICA O QUÍMICA Y ME SACARÉ UN MARIDO EN MUJERES Y HOMBRES Y
VICEVERSA, ORIANA TE QUIERO ERES MI ÍDOLA.- Sylvia gritaba sin hacerle mucho
caso e intentaba que olvidara todo lo que había visto.
Tras
unos segundos, intentó rehacerse. Venga. Que sí. Vuelve a acordarte de que es
Stahl. Pero no la Stahl con buen gusto musical y que jugaba al LoL. La Stahl
que había humillado a Electra. Eso. Muy bien. Así está mejor. Carraspeó y se
sentó en la cama.- Emmm… ¿empezamos?
A
la media hora, los dos estaban callados como muertos. No querían ni mirarse ni
hablar ni nada. Vulcan se dedicó a echar un vistazo a la habitación de Sylvia.
En la cama tenía un peluche, lo cogió y se puso a examinarlo.- ¿Tienes un
minion?- Sylvia lo miró con rencor, lo cogió y se lo quitó de las manos.- Se
llama Paletix y no le gusta que la toquen.- Gruñó. Vulcan decidió callarse,
porque él tenía tres minions de peluche escondidos bajo llave en su cuarto.
Stahl jamás se enteraría, NO.
Tras
unos minutos, Sylvia carraspeó.- He visto a tu novia hoy. Estaba mendigando en
una tienda de segunda mano.- Vulcan se tensó al instante.- No hables de ella.
No pronuncies ni su nombre.- Sylvia puso los ojos en blanco y se encogió de
hombros.- Sólo te informo. Si te regala algo probablemente lo habrá robado… o
algo peor. VINTAGE.- Lo peor es que Vulcan llevaba ropa vintage. Era muy
jipster.
Miró
a Sylvia con los ojos entrecerrados.- Que te calles.- Stahl soltó una risita.-
Más quisieras tú. No te queda a ti que sufrir ni nada. Porque hayas visto lo
que has visto no vas a librarte de lo que te espera.
Vulcan
se cansó. Entre que llevaba un día de mierda ya empezando a discutir con Stahl,
luego lo del trabajo, luego su madre y sus hermanos en casa y ahora de nuevo
esa animadora petarda venía a tocarle las narices mientras que Electra no le
respondía las llamadas…
Se
levantó de un golpe.- STAHL, CIERRA LA PUTA BOCA.- Sylvia se levantó
prácticamente a su vez, encarándolo.- ESO TE PASA POR IR DE SUPERIOR, VANE. DEBERÍAS
APRENDER CON QUIÉN METERTE Y CON QUIÉN NO.
Vulcan
cogió a Sylvia de la muñeca con fuerza.- Si vuelves a tocarme los cojones puede
que esta vez no me aguante las ganas de pegarte un bofetón.- La rubia se quedó
parada, con las cejas levantadas y extrañamente seria.- ¿Ah sí?- Pegó su cuerpo
al de Vulcan, sin mostrar ni un ápice de miedo.- Venga, adelante. ¿No me vas a
pegar? ¡Vamos!
Esperó
unos segundos. Vulcan respiró hondo y, cuando soltó a Stahl, ella le dio un
manotazo.- NO, VANE, AHORA ME PEGAS.- Otro manotazo.- VENGA, QUE ME GOLPEES.-
Le empezó a dar manotazos y empujones, arrastrándolo prácticamente hasta la
puerta mientras le decía que le pegara, que así tendría una razón para tirarlo
del instituto para siempre y no verle la cara.
En
un arranque de fuerza, Vulcan le cogió las manos y la echó hacia detrás.- Para
ya, Sylvia.- Pero ella seguía enloquecida, intentando soltarse por todos los
medios y tratando de arrancarle los ojos con las uñas. En un acto de voluntad,
consiguió tirar a Sylvia en la cama.- ESTATE QUIETA.- Le gritaba mientras
intentaba aguantarla contra el colchón, aprisionando sus brazos contra éste.
Demasiado
tarde para darse cuenta de que estaba encima.
-TE
ODIO.- Le gritó Sylvia, casi finalmente. Pese a que estaba más calmada, Vulcan la
siguió aprisionando en el colchón.- ¿Yo qué te he hecho a ti, eh, Stahl?-
Sylvia abrió la boca, indignada.- ME HUMILLASTE PÚBLICAMENTE SIN VENIR A
CUENTO. ME ACUSASTE DE SER GOSSIP BITCH. ME LLAMASTE IMBÉCIL Y TE CREÍSTE QUE
ERA UNA GILIPOLLAS SÓLO POR SER ANIMADORA.- Volvió a agitarse y casi consiguió
soltarse, así que Vulcan se acercó más a ella, controlando con más fuerza sus
muñecas.
Puede
que tuviera razón. Sólo un poco.- No le habría hecho nada a Electra de no haber
sido por tu culpa, Vane.- Vulcan frunció los labios.- Pero lo hiciste.- Gruñó,
sin dejarse caer en el juego. Por supuesto que lo hizo, por su culpa no sabía
nada de Electra en días.- Y tú te metiste conmigo delante de mis amigos sin
venir a cuento. ¿A qué coño vino eso?
Vulcan
se quedó frío. Se acordó de la playa, de la sensación de rabia que le dio ver a
Sylvia besándose con Jazz. Cerró la mandíbula con fuerza y, en ese momento, se
dio cuenta de que estaba encima de Sylvia en su cama. Y Sylvia pareció darse
cuenta.
Se
quedaron quietos, sin saber qué coño hacer.- Lo siento.- Susurró Vulcan, casi
sin darse cuenta. Sylvia asintió, tras tragar saliva.- Yo…- Espera. Por qué se
acercaban sus labios. No. No. VULCAN APÁRTATE. VULCAN. VULCAN. VULCAN.
La
puerta de la habitación se abrió y la figura de Zafire se quedó congelada en la
puerta. Diez segundos. Veinte. Dio un paso hacia atrás, abrió la boca y…-
MAMÁAAAAAAAAA, SYLVIA SE ESTÁ DANDO EL LOTE CON UN CHICO EN SU
HABITACIÓOOOOOOON.
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