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domingo, 20 de octubre de 2013

Fascículo 2: La Reina de los Mares.



-Aparta, microbio.- Suzanne le propinó un empujón a Sylvia al salir de la cocina y subir a las escaleras.- ¡Vete a la mierda, ama de casa!- Le gritó Sylvia, furiosa. No entendía por qué coño su hermana se iba a quedar a vivir con ellos durante los preparativos de su boda. Quizá porque su futuro marido no era capaz de soportarla en ese estado de HISTERIA CONTÍNUA. Tres meses. Tres meses de castigo, ugh. Qué asco.

Se le disipó el mal humor en cuanto vio a su madre. Se paró enfrente de ella de un saltito y le dirigió una sonrisa encantadora, parpadeando mucho.- Adivina qué.- Su madre estaba cortando en rodajitas un pepino para la ensalada. Levantó la vista con aburrimiento.- Qué.- Sylvia se mordió el labio y sonrió más ampliamente, dejando el teléfono que llevaba en la mano sobre la encimera.- Jazz acaba de llamar para invitarme a la fiesta en la playa de esta semana con él.-Ya sin poder contenerse, empezó a dar palmaditas y saltitos, mientras su madre la miraba con las cejas levantadas.- Muy bien, cariño. ¿Qué marca de coche habías dicho que tiene?- Sylvia paró de saltar y la miró.- Un Range Rover.- Era un todoterreno gigante y negro, siempre reluciente. Los mejicanos que trabajaban para Jazz seguramente se lo pulían todas las mañanas antes de salir. Su madre pareció perder todo el interés y siguió cortando pepino.- El futuro marido de tu hermana tiene un Maserati. 

Media hora después, Sylvia salía de su casa, con el mal humor de vuelta. Su madre era imbécil, Natalie, que se había puesto mala y no acudiría a clase, también era imbécil. La estúpida de Morgana, que había acabado el trabajo sin ella y se había atribuido casi todo el mérito, era imbécil. Bueno, tampoco es que pudiera juzgarla, porque Sylvia había estado toda la tarde dibujando corazoncitos con “Miss y Mister Cayne” en su libreta rosa de Biología, pero ¡cómo se atrevía!

Cuando llegó al instituto, las primeras clases se las pasó mirando furibunda  a todo el mundo y dejando caer comentarios más venenosos de lo normal. A la hora de comer llegó donde estaban todas las animadoras sentadas, que no paraban de cuchichear. Levantó las cejas.- ¿Se puede saber qué pasa?- Todas levantaron la mirada, entre siseos amortiguados.- ¿Es que no has leído el Gossip Bitch de hoy?- ¿COPYRIGHT? ¿QUÉ ERA ESO? Sylvia les lanzó una mirada curiosa y se apresuró a sacar su móvil. Se había olvidado por completo de él desde que había tenido la discusión con su madre. Tenía un e-mail, como seguramente habría tenido todo el instituto. Lo abrió, mordiéndose el labio.


Amor en tiempos de frikis.
Se nota que se acerca la primavera (aunque estemos a finales de Octubre), y que las hormonas están ¡revueltas! ¿Quién creéis que protagonizará nuestro cotilleo matutino? ¿El ansiado y, hasta la fecha, incazable Jazz Cayne? ¿El Telleria con más estilo (y pene)? ¿Quizá cierto vendedor de sustancias con el pelo verde? ¡No! Ni siquiera la Reina de las Reinas, Kimara Rowle, protagoniza hoy nuestra noticia.
Nadie adivinaría que una novata pudiera causar tal sensación. La guapa, sosa y poco carismática Electra Podmore nos sorprende a todos habiendo llegado hace apenas una semana al instituto y ya causa un revuelo en los corazones. ¿Qué ha pasado? ¿Tenemos una nueva parejita en el instituto? Quizá el Vane con menos músculos que ha pasado por Fatty’s High School esté tan anonadado como nosotros.
Así que sí, está confirmado, rarita y friki tienen un romance, una relación, UN COMPROMISO. ¿Los veremos asistiendo juntitos al Baile de San Valentín? ¿De la mano? ¿Con camisetas del Wor of Warcraf y paseando por el instituto? El primer friki de la historia que se echa novia, se merece un aplau… mejor no.
En otro orden de cosas, ha llegado a los oídos de Gossip Bitch que cierta rubia y un señorito de apellido conocido en esta revista tienen una cita… oficial.  Felicidades, Stahl, a lo mejor esta vez consigues hacerte con un novio de una vez por todas y dejas de torturar a las parejitas felices que pululan a tu alrededor.
You know you love me.
XOXO

***

-¿Cómo voy a salir en un cotilleo?- Vulcan no se lo creía. Morgana le tendió el móvil, con una sonrisa lobuna en los labios y él leyó el artículo con los ojos saltando de línea en línea.- ¿CÓMO SE HAN ENTERADO?- Miró a Electra, que estaba a su lado y leía el artículo desde su móvil con los ojos y la boquita abierta.- Y-yo no he dicho n-nada. Lo prometo.- Miró avergonzada a Vulcan, que bufó y miró a la mesa de las animadoras.- Ya lo sé, sé que no es cosa tuya. 

Stahl se le había quedado mirando, y él no apartó la vista. Para qué. Seguro que esa imbécil tenía algo que ver, al fin y al cabo había hablado con ella el primer día que había puesto los pies allí. Electra le había dicho que había sido simpática con ella, pero él no se fiaba el pelo. No de Stahl. De ninguna animadora. Eran todas iguales. Se prometió a sí mismo buscar a Stahl después de clase y hablar con ella. Bueno, más bien sonsacarle. Se dio la vuelta y miró a Electra, que se mordía el interior de la mejilla y no era capaz de subir la mirada. Morgana los observaba a los dos con las cejas arqueadas.- Esfúmate.- Le dijo Hunter a SU NOVIA. 

Electra miró a Vulcan, indecisa, luego a Morgana, luego a Vulcan otra vez.- ¿Es que estás sorda? Fuera.- Finalmente, Electra optó por hacerle caso. Se levantó y recogió sus cosas a toda prisa. Casi tropezó al salir por patas de allí.- No le hables así. Nunca más.- Refunfuñó Vulcan, mirando con los ojos entrecerrados a Morgana, la cual le respondió con una sonrisa ladina. Vulcan tragó saliva y empezó a mirar a todos lados menos a ella, que lo observaba todavía con esa sonrisa.

-Así que te has hecho mayor.- Ronroneó de esa forma que le ponía los pelos de punta. Que se abriera el suelo y lo tragase. Ya. YA. Morgana siguió hablando, perfectamente consciente de la cara de Vulcan y el efecto que producían en él sus palabras.- Tienes novia. Quién lo diría.- Se cruzó de brazos y ladeó la cabeza.- ¿Acaso te has olvidado de mí? ¿Ya no vendrás a buscarme a la biblioteca haciendo como que no encuentras un libro?- Puso unos ligeros morritos, haciendo como que le daba pena la idea, pero el brillo peligroso de su mirada no disminuía ni un poco. 

Vale, tenía que huir de allí. A la velocidad del rayo. Antes de que… de que… de que apareciera Mordred y lo pillara. Sí, eso. Pero no se podía levantar del maldito banco, parecía que lo habían atornillado a él. Crujió la mandíbula y le dirigió una mirada furibunda a Morgana.- Lárgate, Hunter. Estoy con Electra.- ¿De dónde había sacado el valor para decir esas palabras? Oh dios, fijo que ahora se lo zampaba. Fijo fijo fijo. ¡Se estaba levantando! LO IBA A MATAR. 

Pero Morgana se limitó a levantarse de la mesa, rodearla e inclinarse hacia él, de forma que sus labios rozaran el lóbulo de su oreja.- Ya te cansarás de ella, Vulcan. Y volverás.- Le dio un casi imperceptible beso en la mejilla que le erizó el vello y se largó de allí.
Cuando Vulcan se levantó y se dio la vuelta para salir huyendo, miró hacia la mesa de las animadoras, donde Stahl parecía haberlo observado todo con una expresión indescifrable.

***

Sylvia empujó a Aliche contra las taquillas del vestuario femenino y le puso la pantalla del móvil prácticamente en la cara.- Ahora dime cómo coño te has enterado de todo esto.- Telleria soltó una risita y se quitó la mano de Sylvia del hombro con una mirada traviesa.- ¿Qué dices, Sylv? ¿Pero por qué me preguntas a mí?- Le dirigió un par de parpadeos encantadores. Sylvia dio un puñetazo en la taquilla, directamente al lado de la cabeza de Telleria, y ésta puso cara de fastidio.- Me vas a romper el oído.- Se quejó.

Hizo un amago de irse, pero Sylvia volvió a cogerla del hombro y la dejó pegada a las taquillas de nuevo.- Tú de aquí no te largas, si no quieres que le diga a Kimara que eres tú la que escribió el artículo sobre esa vez que la pillaron con Thyler en el Acantilado de los Besos.- Apareció una chispa de miedo en los ojos de Telleria y Sylvia supo que llevaba la sartén por el mango.- ¿Cómo sabes que soy yo?- Preguntó ella con fastidio.

Sylvia se encogió de hombros y la soltó.- Sólo las animadoras sabían lo de Jazz por el grupo de WhatsApp que tenemos. A Cayne no le ha dado tiempo de ir diciéndolo por ahí. De hecho creo que ni ha venido hoy al instituto.- Levantó la barbilla.- Además, eres la única que no sabe escribir bien World of Warcraft. Tu pijería te pierde.- Tocada y hundida, Aliche puso los ojos en blanco y se acomodó en la taquilla.- Bueno, y qué. No he dicho nada malo o falso.

Sylvia la escudriñó y suspiró.- ¿De dónde te has sacado lo de Vane y la nueva? ¿Estás segura?- La carcajada cantarina de Aliche resonó por todo el vestuario.- ¿Por qué? ¿Estás celosa? Vaya, Stahl, no sabía que te iban delgaduchos y andrajosos.- A Sylvia se le cruzó por mente eso de darle una hostia a Aliche y dejarla ahí tirada, pero no tenía ganas de vérselas con su primo. Levantó una ceja e ignoró su comentario.- Sólo quiero saber por dónde tener cuidado y cubrirme las espaldas.- Ella se entendía. 

Aliche carraspeó, se le acercó y susurró.- Vane se lo estaba contando a Hunter en los vestuarios, un pajarito lo oyó y…- se encogió de hombros- vio apropiado contármelo.- Sylvia resopló.- Con pajarito te refieres a tu primo, ¿no?- No le hacía falta ni que le respondiera. 

Salió del vestuario diez minutos después, molesta. Le dio una patada a una papelera que había en medio del camino (es decir, a un lado del pasillo) y se encaminó a la salida del instituto.

***

-¿Haciendo pellas, Stahl?- Vulcan se bajó de un pequeño muro que estaba al lado de la puerta del instituto y se acercó a Sylvia, que lo miró con cara de querer arrancarle la cabeza. Wow, primero Morgana y ahora ésta. No estaba preparado para tanta fémina loca. Pero sacó fuerzas de donde no había (y valentía) y se la quedó mirando.

Sylvia levantó la barbilla con altanería y le dirigió una mirada que no conseguiría descifrar ni aunque se leyera un libro de lógica femenina. Por qué se metía en estos líos.- ¿Qué coño quieres, Vane?- Se le encaró.- ¿Estás buscando a tu novia?- La palabra venía cargada de tanto asco que le sonó idéntica a cuando él decía “animadora”. Tragó saliva y, por un momento, pensó en agarrar su portátil y salir huyendo, pero le dirigió una mirada casi tan letal como la suya y frunció el ceño.- ¿Por qué coño escribes sobre mí?

Intentaba seriamente no mosquearse, pero que se metieran en sus cosas le tocaba la moral. Mucho. Y más si metían a Electra por en medio, que no haría daño a una mosca. Era tan inocente, tan buena, tan guapa.

Sylvia gritó un ‘LO QUE ME FALTABA’ y se dio la vuelta, como a punto de irse. Luego volvió a él y le clavó el dedo en el pecho con la cara congestionada de rabia.- Mira, Vane, si crees que no tengo mejores cosas que hacer que escribir chorradas sobre la andrajosa de tu novia y tú, es que te falta un puto tornillo.- Stahl escupía las palabras que daba gusto, como si fuera una ametralladora, y Vulcan casi se dejó engañar. Casi.

-Por supuesto que no tienes mejores cosas que hacer. Eres una animadora, una imbécil, te encanta hablar de los demás porque tu vida está tan vacía que te dedicas a joder las del resto. Y a mí no me vas a joder, Stahl.- Las palabras le salieron a borbotones, sin filtro. No vio venir el estallido de ira incontenida de Sylvia. Le dio un empujón que lo hizo retroceder dos o tres pasos.- NO ME CONOCES. NO TE ATREVAS A HABLAR DE MÍ.- Vociferó. BAM. Otro empujón.-ESTOY HARTA DE QUE ME JUZGUES SIN CONOCERME.- Fue a empujarle otra vez, pero Vulcan le cogió las muñecas con fuerza y le mantuvo las manos en el aire.- ¿Acaso no haces tú lo mismo llamándome friki?- El estallido de ira cesó. Stahl se quedó calladita, escudriñándole, con los labios convertidos en una línea fina blanca. Pasaron unos segundos en los que los dos estuvieron mirándose fijamente, como reconociéndose el uno al otro. 

Vulcan notaba cómo una corriente de energía le atravesaba la columna vertebral mientras mantenía el contacto visual con Stahl y se apresuró a justificarlo con la mala hostia de la rubia, aunque casi se podía ver que a ella le había pasado lo mismo. No, serían imaginaciones suyas.

Finalmente, Stahl se deshizo del agarre de Vulcan con un movimiento brusco. V juraría que estaba levemente sonrojada, pero también podía ser por ese acceso de furia. Le volvió a poner el dedo en el pecho, y lo miró con los ojos entrecerrados.- Yo no he escrito ese artículo, Vane.- Mantuvo el dedo unos cuantos segundos y luego lo retiró, con una mueca de cansancio. Cogió sus cosas y se dio la vuelta para largarse. Tras dar un par de pasos, se dio la vuelta.- Y yo de ti tendría cuidado con Hunter.- No dijo nada más. Le dio la espalda y se largó por la puerta, como quien no quería la cosa.

***

Se había pasado los tres días que quedaban para el fin de semana de mal humor. De muy mal humor. Natalie había sufrido las consecuencias en clase, igual que el 80% de sus compañeros. Ver a Vane por el pasillo hacía que le hirviera la sangre y a la vez sentirse extrañamente culpable. Bueno, extraña, así en general.

Pero espera, ¿culpable, de qué? Tenía que devolvérsela. No iba a dejar que un friki cualquiera le vacilara, pls, era una animadora. No, era algo más que eso. Era La Futura Jefa de Animadoras. Bueno, no estaba del todo claro, pero iba con ese pensamiento porque el positivismo era lo suyo. También pensaba que se casaría con Jazz y tendrían hijos. Inocente. 

Era noche cerrada. Se había pasado todo el día nerviosa, intentando disipar ese mal humor que la había tenido atrapada. El día de la fiesta. Su cita oficial con Jazz. Oh dios, no podía ser. No paraba de llamar nerviosa a Natalie, preguntándole qué ponerse, qué decir, qué hacer, cómo actuar. No sabía si tenía que ser muy directa o hacerse la tonta, si le gustarían juguetonas o que se dejaran hacer PERO, PERO EN QUÉ ESTABA PENSANDO. No, nono. 

Cuando subió al coche de Jazz, él la recibió con una sonrisita de superioridad y las cejas levantadas. Sylvia esperó un piropo (se había pasado unas tres horas arreglándose), pero Jazz se limitó a preguntar- ¿No vas demasiado arreglada para una fiesta en la playa?- … Se mordió la lengua. Farfulló un par de excusas y se abrochó el cinturón.

De camino a la playa, Jazz no paraba de parlotear, y Sylvia estaba demasiado distraída como para prestarle atención, así que asintió un par de veces, sin decir ni mu. En un momento concreto, Jazz le pasó el brazo por los hombros, sin apartar los ojos de la carreteray eso más o menos la despertó. Oh, por dios, Stahl, estás en un coche, en una cita CON JAZZ CAYNE y no estás haciendo nada. Ay. Ay.

Cuando llegaron a la playa, ya estaban todos allí. Los alumnos del curso de Sylvia y los superiores se encontraban alrededor de una gran hoguera, con música de fondo y unas cuantas botellas de alcohol (unas cuantas decenas). Jazz cogió a Sylvia de la cintura y la llevó hasta donde estaban los demás, donde empezaron a saludar a todos los conocidos.

Una hora después, todos estaban BASTANTE borrachos. Una de las animadoras, Alexandra Stanfield, se puso a gritar no sé qué de meterse todos en el agua. Que estaría congelada. Claro que sí. Mientras iba corriendo hacia la orilla, Sylvia miró enfrente y se dio cuenta de que habían tres personas non gratas.- ¿Quién los ha invitado?- Preguntó a Natalie, en voz lo suficientemente alta como para que V, Mordred y Electra la oyeran.- Yo.- Respondió resueltamente Jazz.

***

No sabía ni por qué se había dejado arrastrar a aquella asquerosa fiesta. Jazz les había prometido buena música y diversión, pero ahí sólo había imbéciles y Miley Cyrus sonando de fondo. Se arrepintió al segundo de pisar la playa. Mordred estaba básicamente igual, pero en cuanto se sentaron se distrajo hablando con una chica de un curso superior, una tal Silver Johnson.

Vulcan, por su parte, se dejaba arrastrar por Electra, que estaba sonriente y contenta por estar rodeada de gente, aunque no hablara con nadie en particular. En un momento determinado, estaban los tres sentados en un tronco, Vulcan junto a Electra y Mordred al otro lado, babeando con la chica mayor.

Una animadora (imbécil, para variar) empezó a gritar gilipolleces y nadie le hizo caso hasta que, metida en el agua, empezó a berrear “ME AHOGO, ME AHOGO, SOCOOOOUURRRO”. Los allí presentes se quedaron mirando desde la hoguera, sin saber muy bien qué hacer.- GINZAAA, AYUDAHHHHHH. MI VOY A AHUGARRRR.- Una animadora rubia con unas mechas rosas empezó a manotear sin mirarla, mientras le hacía cariñitos a un tío con pinta de ser del este.- AI ALEX TÍA, DÉHAME QUE ESTOI A PUNTO DE LLEGAR A CUARTA BASEH.- Par de gilipollas. Justo uno de los jugadores de fútbol americano se quitó la camiseta y fue a rescatarla cuando Mordred, en un arrebato de sabiduría, abrió la boca.- Pero sssi hacesssss pie.

 La animadora se lo quedó mirando. Dejó de gritar, de manotear, y se levantó. El agua le llegaba por las rodillas.- Vaya por dios.- Refunfuñó, avergonzada. Toda la hoguera empezó a reírse y ella salió del agua, roja nucelar. Digo nuclear.- LA REINA DE LOS MARESHHHHHH.- Gritó la animadora a la que había llamado Ginza, brindando con un megavaso. Todos brindaron con ella, haciéndole coro.

Al acto, Vulcan miró de reojo donde estaba Jazz y casi se le cae la mandíbula al suelo cuando vio que le estaba… le estaba comiendo los morros a Stahl. En plan comiéndole los morros. A fondo. Por algún motivo, eso le cabreó. Stahl tenía la poca decencia de meterse con Morgana, de insultar a Electra, de meterse con él Y AHORA SE ESTABA LIANDO CON SU AMIGO.- Deberíamos irnos. Esto es asqueroso.- Dijo en voz alta, para que lo oyera la rubia.

Y vaya si lo oyó. Sylvia se separó de Jazz, molesta.- ¿Tienes algún problema, Vane?- Vulcan bufó, cabreado.- Tú eres mi problema. ¿Por qué no desapareces, Stahl? No le caes bien a nadie de esta fiesta. Son todos casi tan falsos como tú.- La fiesta al completo se silenció. Sylvia se quedó fría. Jazz levantó las cejas y dijo ‘uhhh’.
***

No sabía a qué coño venía eso. ¿A qué coño venía eso? Se quedó sentada en el tronco, con Jazz a un lado y Natalie a otro. Todo el mundo la miraba y ella no sabía ni cómo actuar. Oyó una risita a su derecha y adivinó que debía pertenecer a Aliche, pero la ignoró. Sólo miraba fijamente a V, intentando desintegrarlo. Notó cómo todas las células de su cuerpo empezaban a arder y a vibrar y ella luchaba por no descontrolarse.

Misión abortada. Se levantó del tronco y Natalie la cogió del brazo, intentando detenerla, pero se deshizo con facilidad  de su agarre y en menos de tres pasos estaba parada frente a Vulcan, tan pegada a él que casi podía besarle (jeje).- ¿Qué has dicho?- La voz le temblaba y los ojos le relampagueaban. Podía ver el arrepentimiento pintado en la cara de Vane, pero no le importaba. 

Al ver que no le respondía, levantó la mano y le arreó una bofetada que le dejó la mejilla roja.- QUE QUÉ HAS DICHO.- Antes de que pudiera volver a levantar el brazo, Natalie la cogió y, hostia, para estar tan delgada, de repente tenía fuerza. La fue arrastrando poco a poco hacia detrás, susurrándole cosas para que se tranquilizara, pero ella seguía mirando fijamente a Vulcan, que se había llevado una mano a la mejilla.- Te vas a arrepentir de esto, Vane.- Le juró, antes de que Natalie la arrastrara hasta una especie de parque de juegos de los que habían en las playas para los niños.

Sylvia seguía temblando, mientras se desinflada lentamente. Natalie la cogió de la muñeca, mientras le susurraba ‘tranquila, tranquila’ y le colocaba el pelo detrás de la oreja tiernamente. Se mordió el labio y notó cómo las lágrimas se agolpaban en sus ojos. Llevaba una semana de mierda y ahora, para colofón, eso. Una humillación pública de manos de un friki imbécil y asqueroso. Dejó que Natalie la abrazara, mientras notaba cómo empezaba a llorar de rabia y frustración.

-T-todo lo que ha dicho era mentira, ¿no?- El tembleque no pasaba, y Natalie la abrazó más fuerte.- Claro que sí. Tranquila, es él el que no le cae bien a nadie. Tú eres genial, Sylvia, de verdad.- Sylvia se tranquilizó un poco después de unos segundos en los que Natalie le abrazaba y le acariciaba el pelo y levantó la mirada.- ¿De verdad?- Natalie asintió, limpiándole las lágrimas de las mejillas. -Si tú no estuvieras en el equipo, yo no me habría metido.

Sylvia intentó bajar la cabeza, encogiéndose de hombros, pero Natalie le cogió de la barbilla y le levantó la cara.- En serio, yo no estaría.- Se la quedó mirando, ardientemente, de una forma extraña. Sylvia se sintió rara. Antes de que pudiera preguntarse qué estaba pasando ahí, Natalie se acercó más a ella y la besó.

Vale, eso era raro. No estaba bien. Y lo peor es que, confundida, le respondió al beso. O sea. Quería sentirse mejor después de todas las cosas horribles que le había dicho Vane, y Natalie le hacía sentirse bien, o sea que eso no estaba mal… ¿no? Tras unos segundos, se separó de ella y la miró, confundida. Natalie, abrió la boca y empezó a tartamudear. - Y-y-yo… t-te he visto tan mal q-que…- Sylvia negó con la cabeza y la cogió de la mano.- No pasa nada, ya estoy mejor. Pero llévame a casa, por favor.-… ¿Se habría cambiado de acera por un disgusto tonto?

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